La palabra idiota tiene su origen en el griego ιδιώτης (idiótes), que significa “persona privada y particular, simple ciudadano, ignorante”.
En Atenas, a partir del siglo V a.C., el llamado siglo de Pericles, en el que se estableció la democracia, existía una opinión negativa de aquellos ciudadanos que no participaban en los asuntos públicos, defendiendo exclusivamente sus intereses
particulares dejando a un lado la política. La palabra se aplicó a estos ciudadanos.
En latín el término adquirió el valor peyorativo de “zafio, ignorante”.
En el siglo XIV se empleó en inglés (idiot) para designar el retraso mental y en el siglo XIX se generalizó como término médico, hasta acabar remitiendo a la deficiencia mental severa (o idiocia). De aquí se deriva su significado más habitual
hoy día, “tonto, de corto entendimiento”.
Comparten raíz con idiota, entre otras, las palabras idiosincrasia, idioma, idiolecto, todas ellas ligadas al griego ĭδιоς (ídios = particular, privado).
Sinónimo de idiota es mentecato, derivado del latín mente + capto, que literalmente significa “con la mente presa” o privado de mente.
Otro sinónimo es estulto, que procede del latín stultus, significando necio.
A su vez, necio deriva del latín nescius, formado a partir de la negación (ne-)scius (saber), lexema que encontramos en ciencia (de scientia) y consciente.
Y recuerda el dicho: scientia est potentia (el conocimiento es poder).
Con objeto de combatir la idiotez, queridos alumnos/as, os invitamos a que hagáis vuestras propias averiguaciones sobre la etimología de alguna palabra que os guste y las entreguéis a lo largo del mes de octubre a cualquier profesor/a que esté de guardia en la biblioteca en el recreo. La mejor del mes recibirá un premio.