Un popurrí es una mezcla de varias cosas distintas, y especialmente una composición musical formada por fragmentos de varias obras. Su origen está en el francés pot pourri, literalmente “olla podrida”.
En la gastronomía española la olla podrida es un suculento plato en el que a la carne, el tocino y las legumbres, ingredientes básicos de la olla, se les añaden jamón, aves, embutidos y otras viandas.
El adjetivo podrida es harto engañoso, pues nada en su elaboración está putrefacto, y podría derivar de pod(e)rida, con el significado de “poderosa”, porque sus ingredientes nos dan energía y fuerza.
Lo que sí olía a podrido era el pucherazo o fraude electoral consistente en alterar el resultado de los votos. El pucherazo era un método de adulteración electoral para garantizar el turnismo o alternancia pactada entre el partido liberal y el partido conservador, llamado así por guardarse algunas papeletas en un puchero, incorporándolas en el recuento si era necesario.
Saco a colación la frase latina “Mater tua mala putra est”, que no es lo que estás pensando, sino que significa “Tu madre come manzanas podridas”.
El popurrí culinario lo continuamos con la palabra bechamel o besamel (salsa blanca que se hace con harina, leche y mantequilla), que deriva del nombre del maestresala del rey de Francia Luis XIV, un tal Louis de Béchamel.
Ya para concluir el popurrí abordamos albóndiga o almóndiga (en desuso), voz procedente del árabe clásico bunduqah (“bola, avellana”), a través del árabe andalusí albúnduqa. Similitud con la avellana en la forma, aunque no en el tamaño.