La palabra eureka es la 1ª persona del singular del perfecto de indicativo activo del verbo griego ηεuρíσκο ( = heurísko) y significa “lo he descubierto”.
Deberíamos escribirla con h inicial como heurística, con quien está emparentada. Esta exclamación se usa cuando se halla o descubre algo buscado con afán. Se la debemos a Arquímedes de Siracusa, el famoso matemático, físico, ingeniero y filósofo griego que nos legó el principio de Arquímedes: «Un cuerpo total o parcialmente sumergido en un fluido en reposo experimenta un empuje vertical hacia arriba igual al peso del fluido desalojado».
Este hallazgo lo hizo tras sumergirse en la bañera y tal fue su alegría que salió corriendo desnudo por las calles de Siracusa gritando ¡Eureka! (‘¡Lo he descubierto!’).
Esto le permitió resolver el problema que el rey tirano Hierón II de Siracusa le formuló en relación con la pureza en oro de una corona.
También es reconocido por haber diseñado innovadoras máquinas, incluyendo armas de asedio y el tornillo de Arquímedes.
Todos conocemos el principio de Arquímedes, pero son pocos los que conocen su final: murió a manos de un soldado romano, a pesar de que había órdenes de que no se le hiciese ningún daño dada la valía de su ingenio. Estaba tan absorto en la resolución de un problema matemático que hizo caso omiso a las indicaciones del soldado, diciéndole que tenía que resolver antes el problema. Sin más, lo mató.
La heurística es el arte de inventar, la búsqueda o investigación de documentos o fuentes históricas.