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En la mitología griega, Narciso era un hermoso joven que despreciaba el amor. Sus padres eran el dios-río Cefiso y la ninfa Liríope. Nada más nacer consultaron al adivino Tiresias sobre su futuro, quien les dijo “que viviría hasta viejo si no se contemplaba a sí mismo”.

Siendo ya adulto, Narciso fue pretendido por numerosas doncellas y ninfas a las que despreció una y otra vez. Finalmente la ninfa Eco se enamoró perdidamente de él, pero no consiguió más que las otras. Desesperada, Eco se retiró a un lugar solitario donde adelgazó tanto que de toda su persona sólo quedó una voz lastimera, la que seguimos llamando eco en su honor.

Las doncellas despreciadas por Narciso piden venganza a la diosa Némesis y ésta hace que en un día muy caluroso, después de una cacería, Narciso se incline sobre una fuente para calmar su sed. Ve allí la imagen de su rostro, tan bello, y se enamora de él en el acto. Insensible ya al resto del mundo, se deja morir, contemplando su propia imagen. En el lugar de su muerte brotó una flor a la que dio su nombre: el narciso. Con lo cual se cumple el fatum o destino preestablecido.

De este mito surge el término narcisismo aplicado a aquellas personas ególatras y vanidosas que cuidan en exceso su aspecto físico y tienen un alto concepto de sí mismas, a la vez que menosprecian a los demás. El uso del nombre para definir la personalidad de quienes veneran su propia persona se lo debemos a Sigmund Freud, que en 1914 escribió un ensayo titulado Introducción al narcisismo.

En otra versión del mito, Eco era una ninfa parlanchina que distraía a la diosa Hera mientras su esposo Zeus cortejaba a otras ninfas, dándoles así tiempo para escapar. Cuando Hera descubrió el engaño, castigó a Eco quitándole la voz y obligándola a repetir la última palabra que decía la persona con la que mantuviera la conversación. Incapaz de tomar la iniciativa en una conversación y limitada solo a repetir las palabras ajenas, Eco se tuvo que apartar del trato humano y se retiró a los bosques, donde repite las voces que escucha.

La ecolalia es un trastorno del habla consistente en la repetición de palabras o frases dichas por otra persona.

Curiosidades de las palabras: «NARCISO»
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