La palabra capicúa es un préstamo del catalán: proviene de cap-i-cua, literalmente “cabeza y cola”. Tal expresión comenzó aplicándose a la ficha de dominó que podía colocarse en los dos extremos dando fin al juego.
Los números capicúas, es decir, aquellos que se leen igual de izquierda a derecha que de derecha a izquierda (5885, por ejemplo, mi edad y la de mi madre) se han relacionado casi siempre con la buena fortuna, ya que representan el orden, la belleza y la perfección.
En matemáticas los números capicúas se denominan también palindrómicos, aunque en el léxico común se reserva el término palíndromo (del griego palíndromos, “que corre a la inversa”), para las palabras y frases que se pueden leer igualmente de izquierda a derecha que de derecha a izquierda: Ana; radar; luz azul; Sara Baras; odio la erre al oído; Roma no cede con amor; nada lee el Adán; otro la ama al orto; allí ves Sevilla; sosos seres somos, seres sosos; así le robas sabor, Elisa…
Y uno que yo le dediqué a Pepa, y que reza así:
«A Pepita, amada dama, a ti, Pepa.»
Os animamos desde aquí a “palindromear”. Ya ser eres, ¡ay!.