El maratón (es masculino, aunque se ha popularizado en femenino) proviene de la ciudad griega del mismo nombre (Μαραθών), distante de Atenas 42 kms.
En el 490 a.C. las tropas del Gran Rey persa Darío I se enfrentaron en la llanura de Maratón a los atenienses al mando del estratego Milcíades, que en vano esperó los refuerzos espartanos, pues demoraron su presencia por motivos religiosos.
A pesar de su inferioridad numérica -los persas eran el doble-, la estrategia envolvente del general griego logró vencer al todopoderoso ejército persa, terminando así la Primera Guerra Médica (por denominarse también “medos” a los persas, no porque lucharan entre sí médicos con jeringuillas y bisturíes).
Milcíades, orgulloso, quiso informar a Atenas de tan brillante e inesperada victoria, por lo que envió al soldado Fidípides (o Filípides), que corrió los más de 40 kms. que separaban Maratón de la capital del Ática, Atenas.
Fidípides llegó extenuado, pronunció su famoso mensaje νενικήκαμεν (ne niké kamen = hemos vencido) y murió. Muerte que se podría haber evitado de haber contado con un móvil. En su honor se estableció esta carrera en los primeros Juegos Olímpicos de la era moderna, celebrados en Atenas en 1896.
Relacionado con el verbo anterior, la marca deportiva Nike debe su nombre a la diosa alada de la Victoria (Níkh en griego) y su famoso logotipo es una representación icónica de un ala de la diosa Nike.
Hoy la distancia del maratón está fijada en 42 kms y 195 metros.