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Otro martes más, volvemos con nuestras recomendaciones lectoras. Esta semana os queremos recomendar lo que es ya un clásico de la fantasía juvenil. Aunque quizás sea algo menos conocido que otros títulos, no va a defraudar a nadie.

Eragon es la historia de un chico que viajando por las montañas encuentra una joya que resulta terminar siendo UN HUEVO DE DRAGÓN. Eragon tendrá que luchar contra el malvado Galbatorix y superar todo tipo de aventuras para convertirse en un jinete de dragón. 

Esta apasionante aventura cuenta con todo, si te gusta la magia, las aventuras y disfrutaste de títulos como Harry Potter o El señor de los anillos, el ciclo Legado (saga de la cual esta novela es el primer volumen) te apasionará. No te dejes guiar por la versión cinematográfica que dejó mucho que desear. Eragon es fascinante… aquí os dejamos un primer extracto para que lo comprobéis vosotros mismos:

Eragon se arrodilló sobre un lecho de junco pisoteado y escrutó las huellas con ojo experto. Éstas le indicaban que los ciervos habían pasado por esa pradera hacía apenas media hora, y que pronto se echarían a dormir. El objetivo de Eragon, una hembra pequeña con una pronunciada cojera en la pata izquierda, aún seguía con la manada, y él se sorprendió de que el animal hubiera llegado tan lejos sin que lo atrapara un lobo o un oso.

El cielo estaba despejado y oscuro, pero soplaba una ligera brisa. Una nube plateada, cuyos bordes brillaban bajo la luz rojiza que derramaba la luna llena que se mecía entre dos cimas, flotaba sobre las montañas que rodeaban a Eragon. Los arroyuelos bajaban por las laderas desde los imperturbables glaciares y desde las hondonadas cubiertas de nieve, mientras que una inquietante bruma se arrastraba por la parte baja del valle, tan densa que Eragon casi no se veía los pies.

Eragon tenía quince años, de modo que sólo le faltaba uno para ser todo un hombre. Unas oscuras cejas le enmarcaban los intensos ojos castaños. Llevaba ropa de trabajo gastada, un cuchillo de monte con mango de hueso en el cinturón y un arco de madera de tejo, metido en una funda de gamuza que lo protegía de la humedad. También llevaba una mochila con el armazón de madera.

Los ciervos lo habían obligado a internarse en las Vertebradas, una agreste cadena montañosa que se extendía de un extremo a otro de Alagaësia y de donde procedían con frecuencia historias y hombres extraños, por lo general de mal agüero. Pero a pesar de ello, Eragon no temía a las Vertebradas, de modo que era el único cazador de Carvahall que se atrevía a seguir las huellas de las presas por esos escarpados parajes.

RECOMENDACIONES LECTORAS: Eragon
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